Carolina Tironi + Joel Maiante + Eva Detonmaso

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Estamos yendo detrás de las marcas de la disciplina en nuestros cuerpos. Entendemos nuestros cuerpos como un terreno político, en el que el poder busca acrecentar la dominación, en una relación de docilidad-utilidad, haciendo nuestros cuerpos más aptos, más fuertes, eficientes, productivos, manipulables y obedientes. Sentimos al capitalismo sobre nuestros hombros, intentando reclutar nuestra subjetividad, sometiendo nuestros cuerpos y nuestro deseo a régimenes disciplinarios (anatómicos, dietéticos, sexuales, raciales, etc.). Pero este terreno que somos, este campo de lucha constante es también un punto de resistencia. Emprendimos un camino de búsqueda para encontrarnos con nuestras ataduras, con la represión que reproducimos y con nuestras posibilidades. Ponemos nuestros cuerpos en juego, para poder deconstruir lo que allí hemos alojado, porque es con el cuerpo que se transforma el mundo.


LAS MARCAS DE LA DISCIPLINA EN EL CUERPO

Eva

"Las marcas que veo en mi cuerpo disciplinado son por ejemplo, la inhibición de algunas actitudes que generalmente no hago públicas, como eructar, o las indisciplinadas como escupir en la calle o rascarme el culo si me pica. En el ritmo de respiración que llevo, en mis formas de hablar y de cantar. En mi forma de alimentarme. En el vestuario que elijo, los momentos en que me visto y me desnudo.En mis tatuajes y aros. Si me peino, me depilo o no lo hago. En mis gestos faciales, la empatía que busco generar con una sonrisa. O la antipatía. Mi mirada. Si me siento con las piernas cruzadas, en cómo me paro y cómo camino."

Joel

Las llamadas "normas de convivencia" aprendidas de niño en mi casa y en la escuela, determinaron infinidad de actitudes corporales que tengo incorporadas e incluso inconcientes. La forma de caminar, de sentarme a la mesa, de saludar, de manejarme en la vía pública, entre otras, están basadas en una idea creada por la cultura que habito de lo que es "lo correcto" y "lo que corresponde".

La disciplina de mi cuerpo está también enormemente afectada por el hecho de haber vivido los veintisiete años de mi vida en Buenos aires. La rutina urbana me lleva al sedentarismo, intento contrarrestarlo, por momentos lo logro en parte, pero la vida allí me genera una tendencia a permanecer mucho tiempo entre paredes, lo cual lógicamente modifica mi organismo y mis movimientos, por ejemplo torna más rígida mi postura. Esta tendencia al sedentarismo, le viene muy bien al sistema para el cual es ideal que luego de trabajar este sentado en un sillón viendo publicidades.

Por otro lado, la vida en la ciudad genera en mi un desgaste corporal enorme, fruto de una suma de factores, como ser la contaminación, las esperas, la ansiedad, el estrés, la sensación de estar siempre llegando tarde o dependiendo del tránsito: elementos que modifican mi energía física y por ende dejan marcas en mi cuerpo, algo especialmente visible al final del día.

Asimismo, hay otro aspecto vinculado a lo social: las opiniones externas sobre mi estética corporal modifican mi ser físico; aunque mi conciencia pareciera no estar de acuerdo con esto, no puedo evitar verme afectado por los comentarios sobre lo que "te queda bien" o "te queda mal". Y es por este mismo peso que tiene la mirada externa, que incluso me resulta incómodo lo que acabo de admitir.

Carolina

Tengo marcas en mi cuerpo de la disciplina, por ejemplo vacunas en los brazos, que no sé de qué son, ni cuándo fueron hechas, ni de qué me protejen. A veces tengo vergüenza de mi cuerpo. Tengo un modelo de belleza metido hasta en la médula, con el que lucho. Tengo aprendido un comportamiento social, moralizador y "correcto". A veces lo rompo, a veces "me comporto" a regañadientes, otras sin darme cuenta lo reproduzco. Tengo también marcas de la indisciplina: pelos en la piernas y axilas. Uñas largas que siempre me olvido de cortar. Pequeñas luchas cotidianas, olvidos a propósito?

LO QUE NO ME GUSTA DE MI

El estereotipo de belleza que nos imponen nos cala profundo, nos llega al inconsciente, y lo reproducimos a veces sin darnos cuenta, otras inevitablemente. Nos importa la mirada del otro, nos atraviesa, nos penetra, nos tranforma. Hoy intentamos acercarnos a todas esas cosas que no nos gustan de nosotros. Acompañado por la vergüenza de enfrentar, que porque tenemos un ideal de belleza con el cual nos comparamos, es que encontramos aparentes defectos.


Eva

No me gusta de mi cuerpo que aveces me siento ajena a él. Ser petiza y aparentar siempre menos edad. Que cuando era chica no me crecían las tetas y me cargaban en la escuela. Me molesta que me salgan granitos en la cola, tener una marca de vacuna que me ahuecó el hombro, tener papada y venas en los pies muy marcadas. En un momento me molestó ser rubia y tener ojos claros porque de chica la gente mayor me prestaba mucha atención. Tengo los dientes chuecos e intentaron varias veces ponerme aparatos.

Carolina

No me gusta el juanete de mi pie izquierdo, la uña deforme de mi pie derecho, mis estrías, mis dientes grandes (siempre me decían castor), la grasa que acumulo en mis piernas, el frizz de mi pelo, mi ombligo.

Joel

No me gusta mi panza, puntos oscuros que no se que son que tengo en la espalda, la alergia que me aparece en el cuero cabelludo y el codo en épocas en que estoy nervioso, ni mis piernas que están un poco flacas.

PUDOR

Nos decidimos a mostrar todo aquello que no tenemos permitido.


Nos encontramos cuerpos, nos reconocimos, nos desnudamos, nos dejamos ser...


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Acá no hay tres cuerpos

Acá hay muchos cuerpos

Acá estamos todos

Acá hay cuerpos desnudos que están vestidos

Acá hay ombligos, caderas, pies

Acá hay lenguas, saliva, palabras voces

Acá hay movimiento

Acá hay

Pudor

Vergüenza

Miedo

PERMITIRNOS

Proponemos crear un espacio/tiempo en donde podamos olvidarnos de los parámetros sociales que nos atan el cuerpo. Ahora está permitido escupir, hablar con la boca llena, eructar, estornudar, tirarse pedos, bostezar, sacarse los mocos, señalar con el dedo, tocarse, sertarse en el piso, de cabeza, como quieran.

LA DISCIPLINA EN LA DISCIPLINA

Eva

Dedico parte de mi tiempo al dibujo, la pintura y construcción de espacios (escultura).

Encuentro mi disciplina disciplinada en mi forma de observar.

A veces me pasa de mirar a alguien a la cara y sólo ver relaciones de volúmenes, lineas, planos. O de ver un objeto y conservar una memoria fotográfica de él y luego reproducir una imagen muy similar.

La disciplina en mi disciplina la reconozco en el estímulo visual que busco que me generen los espacios que habito. Observo el espacio que me rodea y lo organizo. Pienso en como la arquitectura condiciona mi actitud física. Encuentro en la construcción espacial una herramienta política que conduce la acción humana y considero el poder del cuerpo como actor para modificarla según sus necesidades.

Los métodos de construcción visual con los que fui educada estructuraron casi sintácticamente mi observación y así mi expresión visual. Por esto intento constantemente generar nuevas consignas que me incomoden y me hagan salir obligadamente de ese sitio desde el que aprendí a contruir. Cada vez que improviso encuentro las secuelas de esa disciplina, ya sea por reproducirla o por romper con ella.

Carolina

O que somos é o que fizemos do que fizeram de nós. -Jean Paul Sartre-

Yo bailo. Desde que empecé a formarme como "bailarina", me enfrenté a un mundo complejo, que me afectó corporal y psiquicamente. En la danza existe un ideal de bailarín, todo gira alrededor de una estética hegemónica, los conocimientose se imparten de manera violenta y antipedagógica. El cuerpo en vez de ser entendido como un placer o un disfrute, es pensado como una máquina a tecnificar, disciplinar, repetir patrones.

Estoy disciplinada. Reporduzco muchas de estas cosas, estoy formada en ciertas técnicas que moldearon mi cuerpo y lo que hallo "bello" y lo que no. Me siento limitada.

Intento liberarme. Elijo la improvisación como forma de vida, para poder sorprenderme a mi misma, encontrar un lenguaje propio, y descubrirme también en lugares nuevos. Me cuestiono costantemente.Indago.Denuncio.Transgredo.Disfruto.Comparto.Escucho.

Me transformo.

Joel

Soy músico, mi instrumento es la guitarra clásica. La disciplina en mi disciplina está fuertemente dada por el conjunto de normas y preceptos englobados bajo el nombre de "técnica guitarrística". Mi cuerpo, mis movimientos y expresividad están en múltiples aspectos influídos por esta formación: la postura del cuerpo, la posición de las manos, los movimientos de los dedos, la forma de digitar, etc... Si bién hay elementos útiles aprendidos, por ejemplo en función de la prolijidad y velocidad, estos recursos son vistos en el mundo académico como "la correcta técnica", como un camino único hacia la excelencia. Desde niños se les enseña a los estudiantes que "la guitarra se toca así". Se podría darles, además de recursos ya establecidos, incentivo en la experimentación y busqueda de nuevas maneras de tocar, desde el comienzo, generando más espíritu de busqueda y más libertad corporal y expresiva. Por otra parte, el marco de la música academica, mantiene una serie de protocolos en los conciertos que van desde la vestimenta formal, hasta la mínima movilidad necesaria para: subir al escenario, sentarse en la silla, tocar (sin decir nada, las palabras están solo en el programa), agacharse sonriente frente a los aplausos y bajar del escenario; como si este fuera el único camino para enaltecer la música. Como si fuera imprescindible esa rigidez y frialdad. Esto afecta mi disciplina tanto cuando me dispongo a aceptar esas normas en determinados lugares y desenvolverme en ellas, como cuando busco trascenderlas. A su vez el mundo de lo que llaman "música culta" mira con desprecio la música popular, por considerarse a sí misma la más elevada: el verdadero arte músical. ¿La música popular es "inculta"? Claramente no, y este aspecto elitista que suele haber en el ambiente académico logicamente también modifica mi disciplina física y mis conductas corporales, incluso cuando busco eludir esa "soberbia enseñada". Son valiosos muchos recursos de este tipo de estudio, pero hay otras maneras de las cuales enriquecerse, otras formas de tocar, de moverse, de vivir la música, y nadie está por encima de nadie.